El nuevo Jardín Botánico de Barcelona ha dignificado y revalorizado un sector de la montaña que había sido, durante mucho tiempo, escenario de olvido y marginación. En estos terrenos -al igual que en otros de Montjuïc entre los años cuarenta y setenta del siglo XX-, había una gran barriada de barracas conocida con el nombre de Can Valero y, posteriormente, un vertedero de residuos urbanos. La belleza y calidad del paisaje actual han pasado página de esta lóbrega etapa.
El Jardín fue proyectado por un equipo interdisciplinar formado por los arquitectos Carles Ferrater y Josep Lluís Canosa, la arquitecta paisajista Bet Figueras, el horticultor Artur Bossy y el biólogo Joan Pedrola. Para construirlo se tuvieron en cuenta dos consideraciones fundamentales. La primera con relación a la estructuración de la vegetación, porque había que proyectar las plantaciones siguiendo una ordenación geográfica, de manera que las plantas quedasen agrupadas según las cinco regiones mediterráneas del mundo y, dentro de estas zonas, las plantas se agrupasen por afinidades ecológicas, es decir, representando los paisajes naturales. La segunda consideración fue conseguir un proyecto que permitiese que fuera la propia montaña quien diese las condiciones topográficas para crear los espacios de plantación del Jardín. Esto significaba aprovechar el relieve natural para diseñar la red de caminos y evitar al máximo grandes movimientos de tierras.
El Jardín fue proyectado por un equipo interdisciplinar formado por los arquitectos Carles Ferrater y Josep Lluís Canosa, la arquitecta paisajista Bet Figueras, el horticultor Artur Bossy y el biólogo Joan Pedrola. Para construirlo se tuvieron en cuenta dos consideraciones fundamentales. La primera con relación a la estructuración de la vegetación, porque había que proyectar las plantaciones siguiendo una ordenación geográfica, de manera que las plantas quedasen agrupadas según las cinco regiones mediterráneas del mundo y, dentro de estas zonas, las plantas se agrupasen por afinidades ecológicas, es decir, representando los paisajes naturales. La segunda consideración fue conseguir un proyecto que permitiese que fuera la propia montaña quien diese las condiciones topográficas para crear los espacios de plantación del Jardín. Esto significaba aprovechar el relieve natural para diseñar la red de caminos y evitar al máximo grandes movimientos de tierras.
Ayuntamiento de Barcelona Más información Vídeos
Ver mapa más grande
No hay comentarios:
Publicar un comentario